Sabe que no tiene solución alguna, no cuando ha llegado hasta ahí.
Nunca lo ha visto — de hecho, Álvaro ni siquiera sabe si es verdad — pero puede imaginar cómo esa rata mentirosa comparte besos con otro incauto, y le provoca tanto asco que vuelve a vomitar sobre el recuerdo de esa misma boca abarrotada de falsas promesas aplastándose contra la suya.
Un tonto gesto que, repetido hasta la saciedad, puede succionar toda esperanza.
Pasaron meses hasta que dejó de anhelar su regreso para soñar cada noche con asesinarlo, un sutil cambio de actitud con idéntico resultado.
Vivir encadenado.
Quizá esté un poco flojo, según me dijiste; pero yo no puedo evitar deleitarme con esta maravillosa escritura y sentir ganas de proteger a Álvaro de todas las cosas malas del mundo.
ResponderEliminarSé que Mario lo intentará, como buen manself que es.
Mucho ánimo, hasta los mejores escritores piensan que no son suficientemente buenos y nos encantan sus historias.
Tu lo sai
M**rda, Kou-chan...
ResponderEliminarSi actualizas ~ tan tarde ~ me acabo dando cuenta al día siguiente, y me da rabia porque adoro a Alvarito...
Además tanta penita que da... Te amodoro.
De mayor quiero escribir como tú */////*
ResponderEliminarEncadenado a tu compañía. A tu belleza.
ResponderEliminarAsí estoy yo, encadenado a la princesa.
A lo más bonito de mi corazón.
¿Por qué tanta insistencia en quitarme mi nombre? Te querrá porque te pareces a mí, no por mérito propio.
EliminarTu admirador.
Hombres...
EliminarNo dejan de competir por chicas guapas.